
Pragmatismo, no postureo
Necesitamos la energía nuclear y el gas para la transición energética
Al filo de la medianoche del último día del año (buscando, quizás, evitar un debate público) la Comisión Europea filtró un borrador de su propuesta de otorgar la etiqueta verde europea, de forma temporal y con condiciones, a la energía nuclear y el gas. La propuesta de la Comisión es un compromiso razonable. La respuesta del Gobierno de España, un NO inmediato y sin debate, no solo va contra los intereses de nuestro país, sino que, además, dificulta la consecución de nuestros objetivos climáticos.
Lo que está en juego es enorme. Lo que era una decisión administrativa aparentemente técnica, con el tiempo ha adquirido un enorme peso político.
Originalmente, la taxonomía tenía como objetivo solo orientar las inversiones privadas hacia lo medioambientalmente sostenible. Pero a medida que han pasado los meses desde su aprobación en 2020, muchos proyectos legislativos europeos incluyen referencias a la taxonomía, lo que supone que estas etiquetas verdes afectarán también a muchas inversiones públicas. Incluso podría ser determinante para el cumplimiento de las reglas de déficit y de deuda que impone la UE a los Estados, si prosperan las propuestas de que la inversión verde ‘no cuente’ de cara al cálculo de los déficits públicos de dichas reglas.